Semana corta, con clase de lunes a miércoles de clase por la festividad de Semana Santa. No se realizó actividad docente alguna. Los alumnos jugaron a badminton y voleibol principalmente, e iban dejando de venir. Hubo incluso grupos donde ningún alumno se presentó.
Lo destacable de esta semana fue que tuve la oportunidad de hablar con varios alumnos sobre sus espectativas de futuro. Pude contarles mi experiencia como estudiante y hablarles de mi trabajo. Es increíble la cantidad de historias que tienen detrás muchos alumnos con conductas disruptivas: familias desestructuradas, historial de malos tratos, drogas, etc.
Muchas veces vemos a los alumnos como culpables de sus actos cuando muchos son víctimas de una realidad que les ha hecho crecer demasiado rápido y en la dirección equivocada. Que tienen una visión de la vida que no se corresponde con la nuestra, pero nuestro reto como docentes debe ser sacar adelante a esos alumnos que han perdido el camino, y ser nosotros quienes luchan por ellos a pesar de que ellos lo vean como una amenaza o un incordio. No debemos perder la perspectiva ni dejar de desear que salga adelante el día de mañana, y verlo como un logro de nuestros actos y nuestra carrera docente que, posiblemente, con el paso de los años comprendan y sepan agradecernos.
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