Ésta semana sólo acudimos al centro el jueves. Nos recibió la jefa de estudios, Inés Pelegero, y nos hizo una síntesis de sus funciones a la que pudo ir aportando sus valoraciones personales acorde a su experiencia. Algunas cosas no funcionaban del todo bien y el jefe de estudio parece ser una figura en la que se canalizan multitud de conflictos.
Tuvimos la oportunidad de entrar a una clase de tercero para ver una tutoría en la que se realizó un role-playing donde se representaban dos métodos de respuesta asertiva ante situaciones de conflicto: la cortina de humo y la técnica del disco rayado. Fue interesante aunque el tiempo útil de la práctica me resultó muy pobre, sólo tres parejas de alumnos representaron ante toda la clase su roleplay.
Una explicación de la página web, así como los documentos y acceso que en ella encontramos, a cargo del coordinador TIC fue lo siguiente. Fue muy provechoso el día, que terminó con la coordinadora hablándonos sobre el plan de convivencia y las características, organización y funcionamiento del centro.
Tal vez lo más interesante hasta ahora fue que pudimos hablar con los alumnos en el aula de convivencia. Tras haber sido amonestados acudían a esta sala donde pasaban el periodo de castigo en supervisión de un profesor, pero nos lanzamos a preguntar al alumno a cerca de su conducta y de su visión del día a día. Llegamos a conclusiones muy desoladoras, y es que el alumnado no sólo no está motivado, sino que está perdido. No saben qué quieren ni qué hacen en el centro, les faltan respuestas a muchas preguntas que nadie les ha hecho ni si quiera plantearse. No hay objetivos en la vida académica para el alumno, y eso dificulta mucho el proceso de enseñanza, dado que el alumno no deposita ningún interés en él.
Tal vez lo más interesante hasta ahora fue que pudimos hablar con los alumnos en el aula de convivencia. Tras haber sido amonestados acudían a esta sala donde pasaban el periodo de castigo en supervisión de un profesor, pero nos lanzamos a preguntar al alumno a cerca de su conducta y de su visión del día a día. Llegamos a conclusiones muy desoladoras, y es que el alumnado no sólo no está motivado, sino que está perdido. No saben qué quieren ni qué hacen en el centro, les faltan respuestas a muchas preguntas que nadie les ha hecho ni si quiera plantearse. No hay objetivos en la vida académica para el alumno, y eso dificulta mucho el proceso de enseñanza, dado que el alumno no deposita ningún interés en él.
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